Por Mario L. Gambacorta
En este contexto, luego del voto de la Ley de Bases en el Senado; es el Lanzamiento de OND y la Presentación del “Pacto de Julio para la definitiva independencia con industrialización y justicia social.”
Queríamos compartirlo con las agrupaciones y militantes que nos acompañan, y agradecerles por ello. En especial, a Aníbal Torreta de Somos Patria y a Quito Aragón de la Corriente Martín Fierro, así como a Pancho Gaitán y Ramón Ermácora del INCASUR.
Agradezco a mis compañeros de OND que me han dado el honor y la responsabilidad de transmitir varias cuestiones en este acto. Para ello, seguiré una guía que he preparado, ya que no quiero improvisar, no quiero dejar de señalar ciertos ejes que hacen a nuestra mirada.
Porque hay improvisaciones brillantes, pero también otras improvisaciones, no solo discursivas, de propios y ajenos, que nos han traído hasta acá. Por ello, preferimos precisión antes que brillo.
¿Quiénes somos los que integramos OND, qué es OND, qué queremos hacer, y para qué?
Provenimos del mundo del trabajo, de sindicatos, de organizaciones libres del pueblo, de la academia y del compromiso con la política. La reivindicamos como la herramienta, para mejorar la vida del pueblo, en el marco de un proyecto de Nación.
Si bien no me voy a extender sobre el actual gobierno; sí algunas preguntas para reflexionar:
¿Con qué supuesta dación de gobernabilidad se justifica el goce por el sufrimiento ajeno?
¿Cómo enfrentamos esta catástrofe empobrecedora, anticivilizatoria, deshumanizadora?
Esto y mucho más ha sido el detonante que nos llama a una nueva militancia.
Nuestro nombre: Ofensiva Nacional Democrática, ya adelanta algo de lo que queremos expresar.
Basta de retroceder; de defendernos en nuestro terreno, así no se puede construir una alternativa. Recuperemos la iniciativa.
Queremos contribuir a reorganizar el Movimiento Nacional.
No podemos seguir siendo sumisos ante la inoperancia. No podemos seguir siendo sumisos cuando no contamos ni con una conducción unificada. Ni siquiera tenemos en claro quién conduce y menos hacia dónde. Pero por sobre todo, no admitimos seguir siendo sumisos ante la destrucción de la Nación.
Reconocemos un momento histórico que no es suficientemente dimensionado, en el complejo contexto del fin de la globalización económica neoliberal, y el surgimiento de un nuevo orden -o desorden- mundial, que todavía no termina definirse, pero que no se presenta en favor de los trabajadores. Excluye, destruye, descarta.
Pero lo más relevante respecto de todo esto, es que estamos en un momento histórico, donde la existencia misma, la continuidad de la Argentina como Nación soberana está cuestionada.
La Ley Bases es solo un ejemplo de eso, de lo que nos espera en el modelo del régimen conservador-liberal-libertario que integra el oficialismo, y cuando digo oficialismo hablo no solo de LLA, sino también de “la oposición dialoguista”: radical, hacemos coalición federal, y algunos desorientados.
La Patria está en peligro.
Siguiendo a San Martín: tenemos que garantizar que la Patria exista, y tenemos que garantizar que la Patria venza.
No eludimos que lo que nos ocurre en el presente es un emergente de muchas defecciones que fueron permeando en el movimiento nacional. Y esto lo decimos, sin desconocer, la simultánea y brutal ofensiva del poder concentrado.
Pongamos fin a la incidencia de un pensamiento liberal, flexibilizador de derechos, que hizo y sigue haciendo daño en términos economicistas, de eficientismo y supuestos equilibrios nunca sociales;
De igual modo, pongamos fin a la simultánea incidencia de un progresismo conformista, ratificador de la “imposibilidad” de hacer; que nos ha llevado a la desarticulación del movimiento nacional; a que surgiera la alternativa retrógrada, con ropaje de novedosa, que estamos padeciendo. Este régimen.
Recuperemos y reconstruyamos categorías propias; definiciones políticas propias.
Para nosotros, ni el mercado ni el Estado son fines en sí mismos, son herramientas para hacer lo que el pueblo quiere y necesita fortaleciendo la Nación. Rescatamos la idea de comunidad organizada. Estado, trabajo y capital.
No podemos ser meros testigos de cómo se desconfiguran nuestras institucionalidades, nuestra organización, nuestros derechos, en función de intereses que no son los nuestros.
Nos oponemos a este régimen conservador-liberal-libertario, a ese orden -y desorden- deshumanizador que estamos padeciendo en el presente.
Cada vez parece más, que somos conejitos de indias en un experimento auspiciado por grandes grupos económicos que, canalizan su modelo distópico, a través de extremas derechas.
En cada lugar donde nos reunimos con las y los militantes, expresan su consternación por las faltas de muchos dirigentes, por sus ausencias, o por no estar a la altura para brindar respuestas. Pero no alcanza la indignación. Queremos construir una agenda colectiva. Contribuir a reconstruir el Movimiento Nacional.
Estamos dispuestos a acompañar a quien quiera brindar respuestas; pero sino, sea en mucho o poco, estamos dispuestos a hacerlo nosotros mismos. A ser nosotros mismos.
Y no solo respuestas, acciones políticas.
Es necesario dejar de jugar a la política.
Por eso, nuestra premisa fundamental, en este momento, más que nunca, es la defensa de la soberanía en sentido amplio; la defensa de la soberanía en todos los planos que hacen a nuestra existencia como Nación independiente.
Nos proponemos contribuir a construir certezas, como las que hoy demanda nuestra Patria.
Creemos que es necesario realizar un diagnóstico, pero no alcanza solo con eso, tampoco con el recordatorio de mejores tiempos pasados.
Cada vez hay menos memoria colectiva. Debemos reconstruirla. Es imprescindible tener historia para llegar a la historicidad.
Ante la falta de un horizonte como Nación, no nos alcanza con una contra-hegemonía, se requiere construir una hegemonía alternativa.
No olvidemos que estamos frente a una etapa de hiperideologización del sistema capitalista, sobre todo, en términos expulsivos para los pueblos como sujeto histórico.
Se requiere la reconfiguración del actual discurso. Lo primero que tenemos que definir -o recordar- es a quienes representamos, con quienes nos identificamos, con quienes estamos dispuestos a compartir el dolor; en esta salvaje, en la mayor ofensiva antisocial, deshumanizadora desde la dictadura.
Para construir y articular eso, priorizamos la idea de movimiento por sobre la de partido. Sin desmedro del partido como herramienta, pero entendiendo que, el marco general, sin pretensión de ser novedosos, lo da el movimiento nacional.
Nos preguntamos y preguntamos: ¿Qué pasaría si nos tocara gobernar hoy?
De la simple conversación con compañeros y compañeras, nos damos cuenta de que hay un montón de cuestiones que no siempre compartimos, que no hay un diagnóstico consensuado, que no está claro el rumbo como movimiento.
Aceptamos la formas diversas, las realidades diversas y las necesidades diversas; pero sin perder de vista que hay un marco prioritario: un proyecto de Nación que nos tiene que contener y que nos necesita. No podemos seguir mezclando objetivos generales con los específicos.
Nuestro objetivo central es que se internalice un modelo de Nación superador del actual régimen. Un modelo de país que, lo sintetizamos en: industrialización con justicia social. Esa es la hegemonía que queremos. Ese es nuestro modelo.
Para acompañarlo, necesitamos una actualización doctrinaria.
Consideramos que, la verdadera actualización doctrinaria es, paradójicamente, volver a la doctrina que supo estructurarse desde el Movimiento Nacional a partir de sus principales protagonistas en el siglo XX, como fueron Yrigoyen y, especialmente, Perón.
Hacerlo con una nueva gramática que no se aleje de los principios. Y a partir de ahí, iniciar el camino de construcción.
Sin desmedro de esto, estamos convencidos que tampoco alcanza con un mero relato; necesitamos doctrina, hechos y acciones.
Hechos y acciones que reflejen, y se reflejen, en propuestas concretas; que retroalimenten nuevos objetivos, hechos y acciones.
Debemos converger en la masa crítica que necesita el Movimiento Nacional para poder llevar adelante sus banderas y reivindicaciones históricas. Construir la capacidad de propuesta, de disputa, de superación, de confrontación, frente al modelo del régimen. Mostrar y demostrar que somos mejores.
Debemos construir las propuestas que, se reflejen ahora o en el oportuno momento político, en acciones conducentes. Plantear propuestas que construyan, simultáneamente, acumulación política para llevarlas adelante, pero requiriendo, a quienes las conduzcan y acompañen, un compromiso para su realización.
Ofrecemos trabajar en conjunto para el logro de objetivos que redunden en el fortalecimiento de nuestras organizaciones como hecho imprescindible para sostener este modelo en el tiempo.
Queremos que nuestros compañeros de militancia lo internalicen, y lo hagan internalizar y acompañar cada día, por más compañeros.
Necesitamos, queremos y estamos dispuestos, a trabajar políticamente para recuperar el poder para este modelo de país; que deber ser más que nunca en función del pueblo y la Nación.
Decíamos que no creemos ni en un Estado ausente de todo, ni en un Estado que tenga que estar presente en todo. Nuestro objetivo va más allá. Para nosotros el pueblo es la Nación, y la Nación es la representación del pueblo.
Desde una necesaria centralidad sindical, debemos construir una convergencia junto a los movimientos políticos, sociales y estudiantiles que compartan las premisas básicas para el modelo nacional que suscribimos. Y desde allí, recuperar la comunidad organizada. Articular Estado, trabajo y capital, para la felicidad del pueblo y la fortaleza de nuestra Nación.
En términos de acción y pensamiento, apostamos por una profunda reconstrucción cualitativa que, se deberá integrar y proyectar en un fortalecimiento de las acciones políticas en términos cuantitativos.
Es fundamental, coadyuvar a una concentración del poder; sin olvidar al movimiento sindical como columna vertebral del Movimiento Nacional. Una concentración que supere la atomización, y nos fortalezca para la representación, la acción y el logro de los objetivos que proponemos.
Para eso, como dicen las 20 verdades, se desean héroes, no mártires. Pero sí, un cada vez mayor compromiso de lucha; una profundización de nuestro compromiso.
Es imprescindible tener en claro hacia donde tenemos que ir, hacia donde queremos ir, y poder demostrar que este es el mejor camino para nuestra Patria y su pueblo. Y dejar en claro que ello implica lucha política.
No más llevar adelante acciones sin fundamento, o fundamentadas solo según la conveniencia de un momento.
Avanzar sin olvidar fortalecer y empoderar entre y a quienes nos acompañamos en este modelo.
Todo proyecto político trata de un proyecto de poder. En nuestro caso, queremos recuperarlo en función de los intereses de la Nación, del pueblo.
No podemos confundir, ni por derecha ni por izquierda, nuestra realidad en función de categorías de análisis que no nos son propias.
Nuestra realidad vendrá de compartir con el pueblo, de escuchar al pueblo, de entender con el pueblo, de sufrir y alegrarse con el pueblo.
Rescatamos el ideal de fraternidad, como señala el Papa Francisco.
Nos influye también la mirada de la teología del pueblo. Una idea de pueblo cercana a la de Lucio Gera, Juan Carlos Scannone, y Rodolfo Kusch.
Tenemos que empezar por hablar con los propios; y no sólo hablar, escucharlos, y escucharnos. Tenemos que construir, discurso y organización. Querer y obrar. Crecer en la coherencia y la concentración de esfuerzos.
Iniciamos nuestro camino destacando la imperiosa necesidad de poner en claro propuestas de políticas públicas a desarrollar. Esas políticas hoy, prioritariamente, las vinculamos con el trabajo y la industrialización, la seguridad, la educación, la salud, y la defensa. Las venimos señalando en nuestras declaraciones y seguiremos ampliando las temáticas para la acción.
Dejemos de ser sumisos. Con el rumbo actual no se puede sumar. Seamos nosotros mismos, para ganar con lo nuestro, o perder con la dignidad que la hora reclama.
El sol por testigo, decía San Martín; y con ese sol por testigo, repetimos lo que hoy, más que nunca, es un mandato, una obligación, un compromiso y un juramento.
Un juramento, interior y exterior, individual y colectivo, de comprometernos con la ineludible idea rectora para nuestro camino en este momento: la Patria existe y la Patria vencerá.
Vencerá cuando el pueblo tenga sus derechos, cuando el pueblo sea feliz; cuando para lograrlo, podamos concretar la industrialización con justicia social, y cuando la idea de Nación refleje eso.
Iniciamos el camino; nos hemos preparado toda la vida para servir en nuestros respectivos ámbitos, a nuestra Patria y a nuestro pueblo.
El desafío de hoy, es rescatar el proyecto argentino para el modelo nacional, reconstruirlo y ponerlo en práctica.
A 50 años de ese discurso de Perón, a 50 años de la muerte de Jaureche, a 50 años de la LCT, estamos, pese a todo, dispuestos a hacerlo. Esto y mucho más.
Es en este contexto, que nos constituimos y nos plantamos, para recibir ataques y llevar adelante nuestra Ofensiva Nacional Democrática; frente a los intereses de la colonialidad, del tecnofeudalismo que nos propone el hoy régimen hegemónico conservador-liberal-libertario.
Nos constituimos, ante nuestros compañeros y compañeras, con vocación de sumar para una instancia superadora, para una alternativa nacional y popular. Por el Movimiento Nacional.
Lo hacemos enfrentando al proyecto, al régimen que representa el vergonzoso Pacto de Mayo -un pacto para pocos, oligárquico-.
Por eso hoy presentamos esta declaración que, aspiramos sirva a las mayorías nacionales: el Pacto de Julio para la definitiva independencia con industrialización y justicia social.
Basta de estar a la defensiva, pasemos a una Ofensiva Nacional Democrática.
Hagámoslo juntos compañeros! El sol por testigo.
Muchas gracias compañeras y compañeros. Un gran abrazo